LA RUINA

LA RUINA

Parece que nuevamente nos ganó el hastío, y que pueden más las miserias humanas que la racionalidad que también deberían ser de los humanos. En realidad, sobre este tema no voy a escribir, ya que pese ha haberme convertido últimamente en un “opinador”; no es en realidad el tema económico mi fuerte, sin embargo lo que dicen los que si saben, es que vamos rumbo al precipicio OJO, vamos nosotros los ciudadanos, los pobres y los clase media que alguna vez pensamos que estudiando y trabajando podríamos llevar a nuestros hijos a la clase alta, pues los proyectos de “riqueza” son así, los inician los padres, para que los terminen los hijos, los persigan los nietos y así sucesivamente las riquezas se consolidan, o llega algún nieto o bisnieto o tataranieto irresponsable y la tira por el despeñadero.


Los proyectos de pobreza, son como Chávez, llega con su odio, su resentimiento de niño maltratado, carente de afecto, que odia a los que tienen por que los padres de esos que tienen, trabajaron y les dejaron algo, mientras que su padre es un fracasado, odia a los que hablan ingles, pues el ni viviendo en Inglaterra hubiese aprendido, odia a los sub tenientes que tienen carro, pues a pesar de que en su época era más fácil adquirir uno, su irresponsabilidad no se lo permitió.


Así son los proyectos de pobreza, como el malandro del barrio, que cuando la novia se da cuenta de que el chico que vive tres ranchos más arriba la quiere bonito y esta asistiendo a la universidad y se va a graduar y a salir del barrio; deja al malandro, pues viene este MALANDRO, INFELIZ, INCOMPETENTE, RESENTIDO y mata al chico que estudia, que crece y que ama. El malandro actúa así pues se sabe incompetente, ¿díganme Uds. A quien se le parece?


Estas líneas son solo una excusa para mostrarles la foto que aparece con este mini artículo, nuestra economía no esta mal, ESTA MALISIMA, PESIMA. Nos aplicaron un “corralito financiero”, el que pensaba irse del país, se llevará ahora la mitad de lo que con esfuerzo logró comprar, cuando venda el carro, el apartamento y hasta el tosti arepa, y quiera cambiarlo en dólares… solo podrá llevarse la mitad. ¿Saben quien se quedará con el resto?… Adivinaste, “el malandro, resentido”.