El Manual del Dictador
Bruce Bueno de Mezquita, en su obra “Manual del Dictador”, señala las “reglas” para mantenerse por décadas en el poder. Más que por dictadores estas reglas son aplicadas por verdaderos tiranos. De Mezquita desarrolla estas reglas a partir de un caso de corrupción en un pequeño pueblo California; no por ello, estas reglas dejan de poseer absoluta vigencia en casos como el de Venezuela u otros países de la región. La tragedia venezolana es una amenaza para cualquier nación del planeta, incluso para los EE. UU.
En primer lugar, “en política lo que importa es conseguir y mantener el poder político”, sin embargo, se espera que esa permanencia en el poder sea el resultado de la aprobación colectiva que debe surgir de los resultados de una buena gestión pública, pero eso no está en la mente de los tiranos, lo más fácil es aparentar que se hace una buena gestión manteniendo satisfechos los intereses de un pequeño grupo de personas con una alta capacidad de persuasión. Esto nos lleva a la segunda regla, “el mejor modo de garantizar la supervivencia política es depender de pocas personas para alcanzar y conservar el cargo”. Estos pequeños grupos pululan en la sociedad, el tirano se hará con los más codiciosos para mantenerlos dentro de su círculo. Artistas famosos, medios de comunicación, periodistas, partidos o figuras políticas, empresarios y, ¡claro!, muchos fracasados profesores universitarios, de esos que viven denostando de sus miserables vidas, resentidos contra todo aquel que haya tenido más éxito económico. Estos aparecerán en los medios de comunicación del “circulo del dictador”, los pondrá a escribir en sus periódicos, y la opinión pública (por lo general poco educada y peor informada) elevará a estos personajes al altar de “intelectuales”.
Mantener este círculo es sumamente sencillo, los incentivos que se reciben desde el poder son atractivos, esto crea el deseo generalizado de pertenecer al círculo; de modo que el dictador contará con la más perruna lealtad de sus integrantes, quienes además se esmerarán en sostener al dictador, ya que saben que hay una amplia reserva de gente esperando en la cola para reemplazarlos en este círculo, mejor dicho, en esta “banda delincuencial”.
El tiempo ha pasado dejando una honda huella en el corazón de los venezolanos, pero dejando además en evidencia a quienes forman “el círculo del dictador”. Hoy está claro que el crimen que deliberadamente se comete contra Venezuela posee perpetradores y cómplices. Nunca tuvimos una verdadera oposición, lejos de oponerse formaban parte del círculo. Los venezolanos aún no reaccionamos con la contundencia necesaria para enfrentar a quienes, sin preguntar, se atribuyeron la representación de la evidente mayoría que adversa a la tiranía de manera indefinida, secuestrando no solo el futuro, sino además cualquier intento serio de ejercer una verdadera oposición al opresor. Mientras no entendamos esto con claridad, el régimen seguirá manteniendo y engordando su círculo y nosotros preguntándonos, ¿por qué no habíamos leído “el manual del dictador?