DEL CHOVINISMO A LA VERGÜENZA

Si usted tiene un hijo, es seguro, que le reclama y corrige sus errores, y lo hace porque lo ama, sus fracasos, por torpeza o por flojera no le son indiferentes, por eso los reprende cuando considera oportuno, su reprimenda no es odio, es amor; así que sirvan estas líneas como una reprimenda que se hace por amor, porque el primer paso para corregir un error, es reconocer su existencia, hacerse la vista gorda, de nada sirve, la esperanza y el optimismo sin un diagnóstico claro de nuestras carencias, no llevan a nada y son una estupidez.
El Chovinismo o chauvinismo, es la exaltación radical e irracional del nacionalismo, afirmando que “tal país” es mejor que los demás; los venezolanos somos chovinistas, por décadas hemos afirmado que “Venezuela es el mejor país del mundo” ¡es falso! No lo es hoy y nunca lo fue; simplemente fuimos bendecidos con un Rosario de maravillas y riquezas que no supimos aprovechar, que lejos de aprovecharlas las despilfarramos y no construimos nada ni importante ni trascendental.
Nuestros personajes icónicos, lo son en Venezuela, pero irrelevantes en el resto del mundo, son sólo mitos de auto consuelo, de auto complacencia y si indagamos profundamente en la historia real, nuestro mito fundacional también es mediocre. Paradójicamente, ninguno de nosotros es culpable y a la vez todos lo somos; no somos culpables porque fuimos criados en el engaño, haciéndonos creer en un heroísmo que nunca existió y regodeándonos en una riqueza que no construimos, que nos vino dada por la providencia, y a la vez somos culpables, porque no nos preocupamos por buscar la verdad, simplemente nos sentamos sobre aquella mítica frase empleada por unos y otros “somos ricos, el petróleo es nuestro”. A veces creo que nos hemos merecido el chavismo, recuerdo aquella década de los 80ta cuando veíamos al resto de Hispanoamérica como inferiores porque ¡ya saben! “somos ricos”
Nuestra mediocridad PARIÓ a Chávez, la clase política se creía infalible y la empresarial ni que decir, y llegó esa plaga peor que la langosta y dejó al país sin nada de lo que nos habíamos ufanado por años, nos dejó “en cuatro bloques”, nuestra desidia estructural nos dejó apoltronados “enchinchorrados” en nuestros fetiches, pensamos que nunca se irían y ahora no volverán, sin embargo, seguimos gritando que “Venezuela es el mejor país del mundo” aferrados a que todos esos fetiches volverán por obra de Dios, que fue como se nos entregaron inicialmente. Y le preguntas a cualquiera ¿por qué Venezuela es el mejor país del mundo? Y te responderá -porque tenemos las mejores playas- FALSO, según “Lonely planet”, ni Los Roques aparece en el top 10, -Tenemos el salto Ángel- ¿y?, -tenemos las mujeres más bellas- mujeres bellas hay en todo el planeta (menos en Chile) … - bueno, es que los venezolanos "somos chéveres”- y eso tampoco sirve de nada o le sirve a muy pocos.
En todo caso, nada de lo que nos ufanamos lo hemos construido, TODO NOS FUE DADO POR LA PROVIDENCIA, y lo de “las mujeres más bellas” tampoco es nuestro, es producto del mestizaje de españoles con indios, de españoles con negros, de indios con negros, que dieron como resultado, blancos, zambos, mulatos y toda clase de mezclas. En fin, nada hemos construido.
En enero de 1896, Manuel Vicente Romerogarcía escribía en “el cojo ilustrado” "Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas" y en 1996 (un siglo después) no había cambiado en lo absoluto. En aquellos años se transmitía “por estas calles” culebrón televisivo que carga con buena parte de la responsabilidad de la llegada de Chávez al poder, Marcel Granier, presidente de RCTV (canal que transmitía el culebrón) estaba feliz por “el rating” poco le importaba el daño y la operación de psicología de masas que se estaba ejecutando, este mismo personaje puso el “porno light” al alcance de cualquier niño que pasara por un quiosco y comprase “el diario en la playa”. Los programas de radio estaban repletos de banalidad, no importaba si era Cadavieco, Chataing, o Fermín Cimadevilla, todos los programas eran de humor cutre (y miren que en aquella época yo me reía con eso). Pero era natural que ese país sentado sobre una beta de oro que no se había ganado, encumbrase a semejantes pelmazos como sus referentes culturales “Y POLÍTICOS” (ojo con esto), no eran más que “nulidades engreídas” a quienes las elites mediáticas “consagraron la reputación”, si se fijan, esa misma operación de creación de reputaciones en medios de comunicación, nos la aplicaron con eso que llaman “la generación de 2008” una panda de mocosos en los cuales el país depositó sus esperanzas y que resultaron ser peores que sus predecesores, ¿acaso es necesario mencionar a John Goicoechea, a Freddy Guevara, a Ricardo Sánchez, a Miguel Pizarro o a Juan Guaido? Por cierto, Chataing es tan mediocre, que ya en un país no más serio, pero si bastante más amargado; hizo reiterados intentos por llevar un “late show” al estilo gringo… en todos fracasó.
Podría seguir relatando, anécdotas de este tipo, pero esta reflexión obedece al reciente incidente del “humorista” George Harris en el festival de Viña del Mar en Chile, que es un país tan mediocre como nosotros, que en unos pocos años, montados en la riqueza que construyó ese país en el último cuarto de siglo pasado, se volvió una sociedad tan mediocre como la nuestra y además nihilista. Pero no voy a juzgar a los chilenos, ni siquiera a Harris, voy nuevamente contra nosotros ¿estamos tan necesitados de consuelo, que salimos en manada a victimizarnos por cualquier cosa? ¡yo creo que sí! un día me bajé de un taxi en Bogotá antes de llegar a mi destino, el motivo fue un paisano que en medio de la calle pedía limosna con un cartón que decía “Ayúdame, soy venezolano” ¿Dónde quedó eso de “los venezolanos somos arreeeeeeechoooos”? somos muy arrechos dando lástima por el mundo, sea en Colombia, en México en Chile o en el Perú. A este paisano le dí lo que pude y le rogué que rompiese ese cartón y se pusiera a hacer cualquier cosa, pero que no diese lástima a cuenta de ser venezolano.
Después de cuatro años de haber emigrado, llego a un país que no se ufana de sus playas (tan buenas como las nuestras) que no se ufana de sus mujeres (tan bellas como las nuestras, sin tetas de silicona) y que evidentemente no tiene el Salto Ángel, ¡eso sí! se creen los mas guay (chéveres) de Europa (en efecto creo que lo son) y son también bastante conformistas, el anhelo y el deseo de crear y construir para tener más y ser mejores, se fue cantando cuando un grupo de Andaluces por allá por 1975 llegaron cantando “libertad, libertad, sin ira, libertad”.
Evidentemente estoy en España y aquí “la Sardana y fandango emocionan, porque en sus notas hay vida y hay calor” a diferencia de nosotros en Venezuela, (y termina de leer así la rabia te coma) este país tiene una historia de la cual enorgullecerse, el imperio Español fue por tres siglos el más grande del mundo, España ejecutó la primera “gran globalización”, a diferencia de nosotros a quienes Dios todo nos dio, los Españoles construyeron maravillas a la gloria de Dios, apenas he salido de Madrid, y visitar la Catedral de Santiago de Compostela, la Catedral de Ávila, la de Toledo o la Basílica del Pilar, te dejan con la boca abierta, son edificios que tienen entre 500 y 300 años en pie, entrar en ellos es sobrecogedor. A diferencia del Museo de Louvre, donde se exhiben obras de artistas de todo el mundo, un admirador del arte puede invertir un día completo en el Museo del Prado viendo obras de artistas únicamente españoles.
Pero estos “pringados” se avergüenzan de todo lo que los ha hecho grandes, este país salió de una guerra civil, quedando aislado del planeta y aún así se convirtió en la novena potencia industrial del planeta, de eso también están avergonzados; al igual que los chilenos, la riqueza creada en el segundo tercio del siglo XX, se la cargaron en cuarenta años, y al igual que los chilenos la sociedad se ha convertido en conformista y hedonista.
Si usted es venezolano o español y no se siente retratado en estas líneas, esto no es con usted, pero deténgase un momento y ¡MIRE A SU ALREDEDOR! Vea como fuimos y como somos y pregúntese si en verdad “¿somos o fuimos “el mejor país del mundo”?” el auto consuelo, no es buen consejero cuando se está en un pozo de excrementos, quedarnos allí consolándonos por nuestra desgracia y echándole la culpa a otros por estar allí, no sirve de nada para salir y limpiarse la mierda.
Así ha discurrido mi vida, entre una sociedad que se creía la mejor del mundo sin serlo y otra que se avergüenza de sus mejores y más grandes glorias, este ha sido mi viaje DEL CHOVINISMO A LA VERGÜENZA.