NUESTROS «HEROES»

NUESTROS «HEROES»

¡Seamos honestos! El país (este, Venezuela) se encuentra sumido en la peor crisis de su historia. La crisis que todos los días analizamos (o algunos dicen analizar) es política y económica; pero la verdad es que nuestra crisis es MORAL.

Hace unos días escuchaba una entrevista hecha al gran músico Venezolano OSCAR DE LEÓN, los logros de “El sonero del mundo” son irrefutables, todos hemos “echado un pie” y hasta dos en alguna fiesta con la música de Oscar. Sin embargo en esa entrevista el músico proveniente de un sector popular de Caracas (lo que no hace sus logros ni mayores ni menores que los de un músico nacido en una mansión) comentaba que en un libro recientemente publicado sobre sus memorias, él confiesa haber dado conciertos en fincas de narco traficantes; acto seguido se justifica diciendo que “él es músico y que canta para quien le pague”. Que un “orgullo” de la música venezolana diga eso es motivo suficiente para lanzar al ostracismo al mismo, vetarlo por lo que le quede de vida y sentarse en señal de repudio en alguna fiesta si estas bailando y colocan alguna de sus canciones. Sin embargo lo ALARMANTE, lo verdaderamente alarmante, es que quienes escuchan esta afirmación digan “pobrecito… es verdad, si el narco le paga tiene que tocar.”

¡POR AMOR A DIOS! Si es que ud. cree en Dios, y si es ateo quiérase un poquito ud. mismo. Esos son nuestros “héroes”, De León es un buen músico, pero sus declaraciones lo colocan del lado de la inmoralidad. Pero en ocasiones escogemos héroes que además de inmorales tampoco son competentes en sus áreas de desempeño. Son por lo general un producto conveniente para algunos intereses que es promovido por los medios de comunicación masivos como “lo mejor de lo mejor”, cuando en realidad son “lo mejor que hay para acallar lo mejor”. En este reglón de “héroes” encontramos una amplia variedad de periodistas, intelectuales, locutores, columnistas de prensa… Un sinfín de aduladores que desde sus falacias han promovido la desidia y el letargo del ímpetu de lucha de todo un país. Esos perversos personajes (al igual que De León) pese a lo endeble de sus posturas y argumentos son aceptados y hasta apreciados por un amplio sector de la población, básicamente por dos razones. La primera es que sus propuestas son las más cómodas para todos; la segunda es que quienes aspiran y desean conservar el “status quo” son celosos vigilantes de que “MAS NADIE” opine en otro sentido o contradiga a sus “héroes de Opinión”.

Llevamos años diciendo “¡Aquí va a pasar algo!” pero día a día pasan toda clase de cosas, una más espantosa que la otra y la verdad es que NO PASA NADA; seguimos asombrándonos, cuando a estas alturas poco debería asombrarnos. Sin embargo les confieso que a mi si me asombran algunas cosas y estas cosas no se refieren al gobierno o la oposición… son cosas que me asombran de nosotros los ciudadanos. Por ejemplo, a mi me asombra la mansedumbre con la cual la gente se ha resignado a hacer largas colas por obtener un par de kilogramos de leche o en su defecto “lo que se encuentre”, a mi me asombra que después de casi 17 años de abusos sigamos pidiendo al abusador que nos de algo. ¿Qué clase de miserables somos? ¿En qué tipo de meretrices nos han convertido?

La respuesta es tan sencilla como dura y es que nosotros (y hablo de todos nosotros como sociedad) unos más otros menos, no nos molestamos con un conocido que sabemos corrupto, por ser corrupto… nos molestamos con él por no habernos invitado a formar parte de su guiso. Es que no  condenamos al que tocó en la fiesta del narco por que si hubiese sido amigo “tal vez algo nos salpica”. Es que no nos interesa educar bien a nuestros hijos para hacer familia y sobre esa estructura hacer que en un par de generaciones esa familia tenga mucha riqueza material; preferimos ver de que forma fácil nos hacemos ricos de la noche a la mañana.

Eso somos hoy en día (si Ud. no es así o piensa que exagero… vea a su alrededor) somos lo peor que hemos podido ser. El General Realista Morillo lo dijo de esta forma en carta a Fernando VII al poco tiempo de haber sido enviado a apaciguar la rebelión que nació en estas tierras, cito: “Los venezolanos son los franceses de las Américas pero mucho menos cultos; incapaces de todas sus virtudes y susceptibles de todos sus vicios” ¡Bravo Morillo! Eso somos 200 años después.

No cambiaremos esta realidad con discursos retóricos de esos que dicen que ¡somos buenos! ¡Trabajadores! Porque la verdad es que lo único que somos es ¡cheveres! Decirle a la adolescente que deliberadamente queda preñada para que el malandro la mantenga o para cobrar la beca “madres del barrio” que ella es buena y trabajadora es una aberración total y un asesinato a las buenas costumbres. Decirle al activista oficialista que está inscrito en 10 “misiones” que es trabajador da nauseas; pero peor aún decirle al empleado público que calla su repudio al gobierno por proteger su salario que es bueno… que siga allí… que no tienes la culpa; es ponerlo en el mismo nivel que una prostituta que ¡pobrecita! Las circunstancias, la falta de oportunidades o el cometa Halley la llevaron a prostituirse.

Pasa el tiempo; los vicios inoculados, adquiridos y finalmente aceptados por nosotros lo venezolanos son difíciles de erradicar. Cada día que pase la solución a nuestros problemas será más dura, más penosa y probablemente más sangrienta. Cambiar esta realidad requiere de actuar YA, esperar es complicidad. Si ud no está decidido a cambiar ya, siga cantando ¡Sabrooooosooooo! Junto al sonero del narco (de quien sabe cuántos) revuélquese en la desidia y el marasmo; ud no sera parte de la solución… Ud es el problema.

 

 ¡Seamos honestos! El país (este, Venezuela) se encuentra sumido en la peor crisis de su historia. La crisis que todos los días analizamos (o algunos dicen analizar) es política y económica; pero la verdad es que nuestra crisis es MORAL.

 

Hace unos días escuchaba una entrevista hecha al gran músico Venezolano OSCAR DE LEÓN, los logros de “El sonero del mundo” son irrefutables, todos hemos “echado un pie” y hasta dos en alguna fiesta con la música de Oscar. Sin embargo en esa entrevista el músico proveniente de un sector popular de Caracas (lo que no hace sus logros ni mayores ni menores que los de un músico nacido en una mansión) comentaba que en un libro recientemente publicado sobre sus memorias, él confiesa haber dado conciertos en fincas de narco traficantes; acto seguido se justifica diciendo que “él es músico y que canta para quien le pague”. Que un “orgullo” de la música venezolana diga eso es motivo suficiente para lanzar al ostracismo al mismo, vetarlo por lo que le quede de vida y sentarse en señal de repudio en alguna fiesta si estas bailando y colocan alguna de sus canciones. Sin embargo lo ALARMANTE, lo verdaderamente alarmante, es que quienes escuchan esta afirmación digan “pobrecito… es verdad, si el narco le paga tiene que tocar”

 

¡POR AMOR A DIOS! Si es que ud cree en Dios, y si es ateo quiérase un poquito ud mismo. Esos son nuestros “héroes”, De León es un buen músico, pero sus declaraciones lo colocan del lado de la inmoralidad. Pero en ocasiones escogemos héroes que además de inmorales tampoco son competentes en sus áreas de desempeño. Son por lo general un producto conveniente para algunos intereses que es promovido por los medios de comunicación masivos como “lo mejor de lo mejor”, cuando en realidad son “lo mejor que hay para acallar lo mejor”. En este reglón de “héroes” encontramos una amplia variedad de periodistas, intelectuales, locutores, columnistas de prensa… Un sinfín de aduladores que desde sus falacias han promovido la desidia y el letargo del ímpetu de lucha de todo un país. Esos perversos personajes (al igual que De León) pese a lo endeble de sus posturas y argumentos son aceptados y hasta apreciados por un amplio sector de la población, básicamente por dos razones. La primera es que sus propuestas son las más cómodas para todos; la segunda es que quienes aspiran y desean conservar el “status quo” son celosos vigilantes de que “MAS NADIE” opine en otro sentido o contradiga a sus “héroes de Opinión”.

 

Llevamos años diciendo “¡Aquí va a pasar algo!” pero día a día pasan toda clase de cosas, una más espantosa que la otra y la verdad es que NO PASA NADA; seguimos asombrándonos, cuando a estas alturas poco debería asombrarnos. Sin embargo les confieso que a mi si me asombran algunas cosas y estas cosas no se refieren al gobierno o la oposición… son cosas que me asombran de nosotros los ciudadanos. Por ejemplo, a mi me asombra la mansedumbre con la cual la gente se ha resignado a hacer largas colas por obtener un par de kilogramos de leche o en su defecto “lo que se encuentre”, a mi me asombra que después de casi 17 años de abusos sigamos pidiendo al abusador que nos de algo. ¿Qué clase de miserables somos? ¿En qué tipo de meretrices nos han convertido?

 

La respuesta es tan sencilla como dura y es que nosotros (y hablo de todos nosotros como sociedad) unos más otros menos, no nos molestamos con un conocido que sabemos corrupto, por ser corrupto… nos molestamos con él por no habernos invitado a formar parte de su guiso. Es que no  condenamos al que tocó en la fiesta del narco por que si hubiese sido amigo “tal vez algo nos salpica”. Es que no nos interesa educar bien a nuestros hijos para hacer familia y sobre esa estructura hacer que en un par de generaciones esa familia tenga mucha riqueza material; preferimos ver de que forma fácil nos hacemos ricos de la noche a la mañana.

 

Eso somos hoy en día (si Ud. no es así o piensa que exagero… vea a su alrededor) somos lo peor que hemos podido ser. El General Realista Morillo lo dijo de esta forma en carta a Fernando VII al poco tiempo de haber sido enviado a apaciguar la rebelión que nació en estas tierras, cito: “Los venezolanos son los franceses de las Américas pero mucho menos cultos; incapaces de todas sus virtudes y susceptibles de todos sus vicios” ¡Bravo Morillo! Eso somos 200 años después.

 

No cambiaremos esta realidad con discursos retóricos de esos que dicen que ¡somos buenos! ¡Trabajadores! Porque la verdad es que lo único que somos es ¡cheveres! Decirle a la adolescente que deliberadamente queda preñada para que el malandro la mantenga o para cobrar la beca “madres del barrio” que ella es buena y trabajadora es una aberración total y un asesinato a las buenas costumbres. Decirle al activista oficialista que está inscrito en 10 “misiones” que es trabajador da nauseas; pero peor aún decirle al empleado público que calla su repudio al gobierno por proteger su salario que es bueno… que siga allí… que no tienes la culpa; es ponerlo en el mismo nivel que una prostituta que ¡pobrecita! Las circunstancias, la falta de oportunidades o el cometa Halley la llevaron a prostituirse.Pasa el tiempo; los vicios inoculados, adquiridos y finalmente aceptados por nosotros lo venezolanos son difíciles de erradicar. Cada día que pase la solución a nuestros problemas será más dura, más penosa y probablemente más sangrienta. Cambiar esta realidad requiere de actuar YA, esperar es complicidad. Si ud no está decidido a cambiar ya, siga cantando ¡Sabrooooosooooo! Junto al sonero del narco (de quien sabe cuántos) revuélquese en la desidia y el marasmo; ud no sera parte de la solución… Ud es el problema.