La Década Prostituida

La Década Prostituida

Por procaz o soez que parezca el titulo, no tengo duda en llamar a la década del gobierno chavista, “la década prostituida”. En estos 11 años desde las ciencias políticas y sus conceptos más elementales hasta los más sublimes símbolos de la patria, han sido manoseados, vejados y prostituidos, pasando por supuesto en este abanico de profanaciones, por nuestras mujeres. Deshonrar o envilecer un cargo, autoridad, generalmente para obtener dinero u otro beneficio, deshonrar o envilecer una cosa, especialmente una cualidad o facultad natural. Ese es el concepto de prostitución al cual podrán añadir o quitar, aceptar o refutar, ya que también la tolerancia ha sido prostituida en este gobierno.


Pero comencemos por los conceptos elementales, ¿Cuántos Venezolanos saben describir con propiedad el significado de la palabra “Estado”?, ¿Cuántos venezolanos logran entender la función de los poderes dentro de la estructura del estado?; en realidad serán muy pocos, y eso no es un problema generado durante el gobierno de Chávez, al contrario es una debilidad de nuestra democracia explotada por esta administración. En este particular, el problema de la administración Chávez es la forma vulgar como ha empleado su titulo de jefe de Estado para someter a toda la estructura, la población y hasta el territorio a su más absurdos caprichos. Así, hoy “pocos”, por no decir “nadie”, distingue con claridad la línea divisoria entre las funciones del Estado y las del Gobierno, ¿Cómo y quienes conforman cada cual?, en nuestro país eso no existe, ya que nuestro sistema de gobierno presidencialista, permite difuminar esa línea; sin embargo el periodo Chávez algo más que difuminar esa separación, la ha borrado por completo, colocando el poder absoluto en manos de un solo hombre.


Entonces sigamos con la primera magistratura, ¿se ha prostituido Chávez?, recordemos el concepto –“Deshonrar o envilecer un cargo, autoridad, generalmente para obtener dinero u otro beneficio”- Chávez, es grosero, altanero, no cuida las formas, insulta y califica sin ningún tipo de mesura; eso por un lado, por otra parte, usa su cargo como tribuna y trinchera, para ordenar averiguaciones, presidios, implementar ocurrencias que “se me ocurren”, en vivo y directo a través de lo que acertadamente un extranjero llamó “Hugo Chávez Show” (aló presidente).

Es obvio, que con apenas algunas “pequeñeces” que comentamos, no cabe duda alguna el hecho de que se halla envilecido una cualidad natural, ya que, escapa de la imaginación humana la posibilidad de encontrar tantos defectos, en un individuo que por naturaleza debería ser ejemplo de honestidad y virtud para sus ciudadanos, y a la vez proyectar esa imagen como espejo de lo que una nación como Venezuela aspira representar en el concierto de las naciones. Pero… ¿por qué Chávez actúa así?, particularmente dudo que Chávez tenga una desmedida ambición económica, pero tiene en demasía algo de lo que carecen sus opositores, y es “ambición de poder”.


Y es por eso, que también se han prostituido los políticos opositores, ya que la función de los partidos políticos, que consiste en convertirse en el vehículo natural de participación de los ciudadanos en la política, no se cumple. Los partidos políticos en Venezuela, se han convertido en el principal obstáculo para que estos (los ciudadanos) participen en la política. Pero lejos de que se puedan interpretar estas palabras como una tesis “anti-partidos”, pues no, por el contrario soy profundo defensor de los mismos; pero nunca podré estar en modo alguno, de acuerdo con las ejecutorias de sus actuales dirigentes. Los actuales dirigentes de los partidos políticos, creen constituir una “aristocracia” a la cual “le toca” tomar el poder una vez que Chávez salga de el. Sin embargo no actúan en función de lograr ese objetivo, por el contrarío los dirigentes de los partidos políticos creen poder actuar individualmente, para “llevar a su partido al poder”, en lugar de desarrollar políticas coherentes para en conjunto, todos los partidos “desplazar a Chávez del poder”.


Los organismos públicos del Estado se han prostituido, ya que en lugar de servir a la Nación y los Nacionales, sirven a un proyecto personalista, y más prostituidos los funcionarios públicos que a sabiendas de lo que hacen, y del rumbo que lleva el país, ven su dignidad y su voluntad y oprimida en función de mantener su salario y su estabilidad laboral, en una palabra, solo para sobrevivir: Entonces ¿Cuál es la diferencia entre un funcionario público y una prostituta?, ambos venden su dignidad a cambio de un salario, ¿Cómo señalar y condenar a una prostituta por su oficio, y no hacerlo con un empleado del régimen?


Las Fuerzas Armadas, violando los principios más elementales del funcionamiento de esta institución, y han permitido que el elemento político penetre las estructuras de los altos mandos, en forma de prebendas económicas que compran la institucionalidad y las conciencias de Generales y Almirantes, y en forma de fiscales extranjeros que ejercen el control sobre estos altos mandos. El elemento político ha penetrado en los institutos y escuelas de formación militar, en forma de carcomida ideología que le siembran a los jóvenes cadetes, futuros oficiales de la Fuerza Armada. Los oficiales subalternos se ven “cual empleado público”, sometidos a sueldos miserables, y además a una situación particular, que obedece a que su carrera no tiene otro empleador que no sea el componente militar al cual pertenecen, haciendo aún más compleja su situación, resultando de esta combinación, el sometimiento y la supresión de la voluntad y la dignidad de la institución.


En este punto quisiera referirme a nuestros símbolos patrios, ya que son las Fuerzas Armadas, los custodios de las más sagradas tradiciones; sin embargo el primer mandatario nacional ha permitido que nuestro Pabellón tricolor sea izado en países de muy mala reputación internacional como Irán, el Irak de Saddam, entregando además el máximo símbolo de la emancipación “la espada del Libertador Simón Bolívar” a los más connotados dictadores del mundo, como Mahmud Ahmadineyad, Robert Mugabe, Alexander Lukachenko y al fósil del comunismo mundial Fidel Castro. Estos símbolos son entregados a los tristes personajes estos ante la mirada complaciente de los militares, y la aprobación humillante de una asamblea nacional, arrastrada y miserable.


Magistrados, diputados, la fiscal, el contralor, la defensora del pueblo, todas son “meretrices”, entregadas a los caprichos del ególatra, que sin mayor obstáculo que la terquedad del ciudadano de no dejarse oprimir; lleva adelante su proyecto “narcisista-leninista del siglo XXI”. Todos sostienen, en el poder a la ramera mayor, de cuyas ubres alimentan su desvergonzada codicia.

Esta reiterada entrega y descomposición de nuestro tejido social, nos ha llevado a una sociedad de ciudadanos que no son libres, que son esclavos de una serie de miserias instauradas desde el poder, y esclavos, de los antivalores de nuestra “sociedad de cómplices”, donde hoy rechazar un “guiso” es sinónimo de “estupidez” y no de “honestidad”. Hoy la trampa al compañero de trabajo, para obtener un ascenso a expensas del descredito de otros, es cuestión de “vivos” y no de “lacras”. El problema de nuestra sociedad no es que “todos” tengamos precio, el problema de nuestra sociedad es lo barato que nos vendemos.


Una sociedad se prostituye en la medida que la misma no ofrece oportunidades a sus ciudadanos, cuando las oportunidades de estudio y de empleos bien remunerados, son escasas, la delincuencia y la prostitución son las vías más rápidas para la sobrevivencia. Es curioso como se ha incrementado el índice de criminalidad en nuestro país. Así mismo, la oferta de servicios sexuales se ha incrementado vertiginosamente. Ya no se habla de la Familia como “la célula fundamental de la sociedad”, hoy nuestro gobierno habla de “comunas”, algo que nunca han probado, que implementan sobre la marcha, y que en definitiva no saben como funcionan.


Venezuela requiere de un horizonte nuevo, alejado de los conceptos que hoy se manejan, que rescate los valores de la cultura occidental, hispana, latina y por sobre todo Venezolana. Un nuevo horizonte, que reivindique los valores de la honestidad, la propiedad, el esfuerzo individual, y la productividad. ¿Hasta cuando nuestros ciudadanos seguirán esperando que el Estado los mantenga, en lugar de vivir del producto de su esfuerzo? Cuando nosotros formemos una sociedad de ciudadanos que dependan de su esfuerzo, y no de la limosna Estatal, ese día tendremos ciudadanos verdaderamente libres, capaces de decidir su destino, que solo recordaran el periodo histórico comprendido entre 1999 y 2010, como “la década prostituida”